20 noviembre, 2014|SALUD|

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Este articulo, unión de ciencia y mística,  esta destinado a todas aquellas personas que se han preguntado alguna vez de donde venimos y a donde vamos. Si no tiene conocimientos sobre el tema, su lectura le puede parecer complicada y es posible que necesite leerlo varias veces. Le aconsejo que lo haga, le ayudará a comprender porque estamos aquí.  Hay diferentes teorías pero Einstein ya demostró que la energía neutrínica, orgónica o «unica» (como el la denominó)  envuelve todo nuestro universo y explica diferentes fenómenos que sin su existencia no tendrían explicación.

También empezará a comprender porque algunas técnicas de medicina alternativa funcionan a pesar de que no tienen una explicación por la ciencia ortodoxa. Que no sepamos empíricamente como funcionan no quiere decir que no sean efectivas.

EL UNIVERSO SUPRA-FISICO

Ya en el siglo XIX Lord Kelvin famoso por descubrir los llamados grados Kelvin (K) y el cero absoluto (punto más bajo de temperatura que un átomo de materia puede alcanzar) defendió que la materia NO  era sólida sino una ilusión alimentada por una falsa realidad.

Proclamó que la materia no es sólida sino que está formada por átomos girando lo que le da apariencia de solidez,  igual que una anillo de humo parece sólido por el movimiento giratorio. Su teoría quedo relegada al olvido.

La ciencia siguió avanzando y ya en el siglo XX descubre que la materia está formada por átomos que conforman una especie de sístéma planetario en miniatura con un núcleo central sin carga aparente (neutrón) y los protones (carga positiva) y electrones (carga negativa).

Conocemos dos formas de energía la electricidad y la luz, pero la materia que está formada por átomos en movimiento por debajo de la velocidad de la luz es la tercera forma de energía.

Según Einstein ningún cuerpo puede moverse a mayor velocidad que la luz, si una partícula lograra superar la velocidad de la luz, dejaría de ser energía para convertirse en supra-energía. Resulta obvio que una partícula de energia y de supra-energía serían distintas, pero la segunda provendría de la primera.

La materia conocida que forma esa energía se detecta en el universo físico. La materia formada por la supraenergía estaría contenida en un universo suprafísico. Habría supra-partículas y supra-fotones, y juntos darían cabida a una realidad supra-física.

Nuestra materia no podría afectar a ningún elemento de “ese “ mundo, pues su sustancia sería completamente distinta. Su vibración sería tan alta que ese supra-universo no podría captarse por nuestra realidad. Los elementos de ese mundo serían absolutamente invisibles e intangibles para nosotros.

Imaginemos un trompo girando que se mantiene erguido por la velocidad de su movimiento, si pudiéramos acelerarlo hasta que sobrepasara la velocidad de la luz, en ese instante dejaríamos de verlo,  los átomos que forman su materia habrían pasado de energía a supra-energía, seguirían estando ahí pero no serían visibles a nuestros ojos.

¿Cómo comprobar la existencia de tales formas supra-físicas, si nuestros sentidos no las pueden captar?

Si la supraenergía no se encuentra en nuestro espacio-tiempo, las formas supra-físicas están en un nivel superior de vibración.

Así se explicarían muchos de los fenómenos paranormales que tanto nos intrigan. Por ejemplo, la transustanciación.

Todos hemos escuchado historias donde había objetos que desaparecían y aparecían en forma misteriosa. La ciencia tradicional nunca tuvo explicación para tales hechos.

Antes habíamos dicho que cada partícula elemental era un vórtice de energía donde el movimiento en espiral es inferior a la velocidad de la luz. Imaginemos que ese movimiento en vórtice se acelera más y más.

Al sobrepasar el límite de la velocidad de la luz, la energía se transformaría en forma instantánea en supraenergía. La partícula elemental dejaría de interactuar con la luz visible y la materia, y no se podría detectar por medios normales. No se movería a ningún otro sitio, pero dejaría de ser perceptible para nosotros.

Si en forma hipotética se pudiera revertir el proceso, el vórtice deceleraría y la supra-energía se revertiría a energía y podríamos detectar la partícula, que reaparecería de inmediato.

Dicho proceso de ida y vuelta se denomina transustanciación. Es el puente entre lo normal y lo paranormal.

Si tuviéramos el poder para cruzar ese puente podríamos desmaterializar o materializar todo objeto que quisiéramos estudiar.

Según la religión judeocristiana, los cielos podrían ser la denominación bíblica para los planos de supra-energía, existentes más allá de la velocidad de la luz.

Esto podría explicar la visión recurrente de personas que han tenido ECM( experiencias cercanas a la muerte) :  ir por un tunel a gran velocidad mientras se perciben escenas concretas de la vida pasada y con una luz al final del tunel, antes de llegar a ella empiezan a retroceder hasta que depiertan.

Falta aclarar qué papel tiene el espacio casi vacío de materia en esta teoría.

El centro del vórtice energético sería la materia y la energía de los bordes del vórtice, que no logramos percibir en forma directa, sería el espacio.

El espacio se origina en las regiones más tenues del vórtice y la materia está compuesta por las partes más densas del mismo.

DISTINTOS NIVELES DE VIBRACIONES ESPIRITUALES

Con respecto al universo en sí, nosotros pensamos que es infinito, pero bien podría suceder que dicho universo en su totalidad, desde la partícula más pequeña hasta la galaxia más grande, fueran solo una parte de un universo energético mucho mayor.

En esta realidad supra-física habría partículas de más alta vibración, pero análogas a las partículas de la materia conocida. Habría ondas de supraenergía, análogas a las ondas de luz visible que percibimos diariamente.

En conjunto, conformarían un mundo de una vibración más elevada, a la que podríamos denominar nivel 2 de vibración espiritual, siendo el nivel 1 nuestro universo físico.

Según la teoría del vórtice, bien podría haber muchos universos supra-físicos en la creación.

Los universos superiores englobarían a los inferiores, puesto que las velocidades mayores “contienen” a las velocidades inferiores.

Como todas las velocidades están centradas en un punto cero en común, podemos llegar a representar dichos universos como esferas concéntricas.

Las esferas interiores representarían a los universos más densos (más lentos) y las esferas exteriores, los universos más elevados (más rápidos).

Por revelación, se sabe que hay seis planos de vibraciones espirituales positivas (del 1 al 6) y dos planos de vibraciones más densas que nuestro universo físico (-1 y -2).

Como los planos se representan como esferas en forma concéntrica, al plano -2 se lo denomina la Octava Esfera.

El detalle de qué entidades habitan en cada plano es un tema poco conocido, pero muy interesante.

El universo observable es el universo del plano 1. Se sabe por revelación que hay 22 universos paralelos en este plano físico, donde la misma persona puede estar viviendo una vida distinta en cada universo o, incluso, puede no existir en alguno de esos mundos.

En un universo, una persona puede estar casada y en otro puede haber permanecido soltera. En un mundo puede haber llevado una vida exitosa y arrastrar fracasos continuos en otro mundo paralelo. Hay infinitas opciones…

Con los conocimientos actuales, es imposible pasar de un universo a otro. Sin embargo, en diversos estudios de física cuántica, se ha experimentado con partículas elementales y éstas, en un momento dado, desaparecían.

No se transformaban en una forma más sutil de energía. Literalmente desaparecían del campo de observación. ¿Dónde iban esas partículas? Éste es un tema aún no resuelto por los hombres de ciencia, aunque muchos apoyan la teoría de las múltiples dimensiones, que difiere muy poco de la teoría de los universos paralelos.

Volviendo al tema de las vibraciones, sabemos que el nuestro es un universo físico.

Las vibraciones supra-físicas conforman otros planos mucho más sutiles. ¿Quiénes los habitan?

Lo importante es familiarizarnos con algunos términos. Uno de ellos es la palabra thetán.

Científicamente se sabe que el hombre se compone de tres partes:

1) thetán (alma o espíritu); 2) mente (decodificador de los conceptos del espíritu) y 3) cuerpo.

De las tres, obviamente, el thetán es la entidad superior, ya que sin alma el cuerpo no tendría animación ni mente, mientras que sin un cuerpo o una mente, el alma continúa teniendo animación y vida en su plano correspondiente.

El término thetán fue acuñado por L. Ronald Hubbard para referirse al alma o espíritu, y resulta más apropiado utilizarlo para erradicar la concepción errónea de que el hombre “tiene” un alma: el hombre “es” esa alma.

La palabra thetán proviene de la letra griega theta que, en electroencefalografía, indica un ritmo cerebral más lento y predomina en el nivel de la percepción extra sensorial.

En el plano físico, sólo un 10 % de nuestro thetán [2] anima nuestro cuerpo y nuestra mente. El otro 90 % se encuentra en un plano de vibración superior, el que nosotros llamamos el mundo espiritual.

Cuando desencarnamos seguimos existiendo como espíritu, ya que éste es inmortal.

Mediante la telepatía (propia o utilizando un médium) es posible comunicarse con cualquier thetán, encarnado o desencarnado.

A través de diversas revelaciones ha sido posible saber que los espíritus habitan distintos planos en el universo suprafísico, según la categoría de Luz que posea dicho espíritu.

Los Espíritus del Error, que son aquellos que han desencarnado con determinado karma, pueden habitar en los planos 2 y 3. Aquellos espíritus que han alcanzado un grado de Maestría, se encuentran en el plano 4. En la vibración siguiente, el plano 5, moran los espíritus que alcanzaron la máxima Luz.

El plano 6 está habitado por los ángeles, que no sólo están en una frecuencia vibratoria mucho más alta que la del mundo físico que percibimos, sino que incluso vibran en una sintonía más fina que la del mundo de los espíritus.

En el plano 7 moran las Energías Crística y Búddhica, formadas por la Luz y el Amor del Absoluto, aparte de otras energías de Luz que han iluminado a distintos Avatares a lo largo de la historia de nuestra humanidad.

El plano 8 está habitado por los» elohim»  o dioses menores, que fueron los encargados de crear a los distintos seres angélicos, a los elementales de la naturaleza y a los espíritus que moran en los diversos planos de vibración.

Cada eloah o dios menor tuvo una misión determinada en el planeta Tierra. Uno de los más conocidos fue Jehová que, para poder comunicarse telepáticamente con los hombres tuvo que descender parte de su esencia del plano 8 al plano 4.

En realidad, parte de sí mismo vibró más lentamente, descendiendo automáticamente a la 4ª vibración, mientras el resto de su esencia se mantuvo en su plano original.

Así pudo contactarse con Moisés. De otra manera su vibración hubiese sido tan alta que nunca se habrían captado sus mensajes.

El antiguo pueblo judío llegó a confundir a Jehová con el Absoluto, hasta que Ieshu ben Iosef, más conocido como Jesús, nos describió al verdadero Padre, diciéndonos que Él es todo amor, toda comprensión y que no castiga, porque el avance hacia la Luz o el retroceso hasta la Oscuridad, tiene un mecanismo mucho más simple y más sutil.

Si un espíritu de Luz es invadido por el ego, estando en el plano 5 de vibración, nadie lo expulsa de ese plano a una vibración más baja. Ante cualquier atisbo de ego, ese espíritu empalidece y la misma Luz del plano que habita “se le hace incompatible” y, en forma automática, desciende de nivel.

En los niveles 2 y 3, los espíritus no sufren las necesidades físicas del nivel 1, pero sí atraviesan otro tipo de necesidades generadas por su ego. Por ejemplo, necesidad de notoriedad, que les trae aparejadas fuertes ansias de poder.

Así, buscan someter al espíritu más débil. Se cargan de su energía, ignorando que el Absoluto tiene su Luz disponible para todas sus criaturas.

A su vez, se rebelan contra las entidades que tratan de someterlos a ellos. Arman grandes legiones y protagonizan luchas tremendas en esos planos de vibración.

Al encarnar en el plano 1, muchos de esos espíritus siguen la rebeldía en el universo físico y, en vez de evolucionar, retrasan más y más su camino hacia la Luz.

Al desencarnar, la deuda kármica que generaron es mayor que la que habían traído. Y en muchos casos su caudal negativo es tanto que esos espíritus descienden al plano -1, llamado el plano de la Soledad.

En esa vibración negativa, el aprendizaje es tremendo. Están rodeados de la más absoluta soledad. Aparte, la luz, que invade a todos los planos de vibración positiva, no existe en ese nivel.

No importa la cantidad de espíritus que moren en el plano -1: no se pueden comunicar entre ellos.

Cada entidad tiene el libre albedrío para desplazarse en cualquier dirección. Sucede que no llega a ningún destino. El vacío en ese nivel es tan notorio que el espacio del plano 1 agobiaría en densidad.

Así como no hay luz, tampoco hay sonidos, El silencio se hace palpable. No hay encierro, pero una libertad sin comunicación visual, auditiva o telepática se hace insoportable.

Cabe aclarar, por otra parte, que las comunicaciones visuales o auditivas no son iguales que en el plano físico.

En ese nivel, como en los otros niveles, la única manera de subir de vibración es a través de un cambio de actitud e identificarse con una verdadera vocación de servicio, sin alimentar el ego con rencores.

Hay otra vibración más baja: el plano -2, conocida como la Octava Esfera, teniendo en cuenta que los distintos universos suprafísicos son como esferas envolventes y son 8 los planos espirituales: desde el plano -2 al plano 6.

La Octava Esfera es habitada por entidades espirituales que alcanzaron el límite de la crueldad.

Según una rama de la doctrina teosófica, los espíritus que son confinados por su gran crueldad en esa zona misteriosa llamada la Octava Esfera, pueden ser separados del origen de su ser, para ser allí desintegrados y sus partículas diseminadas en el vacío absoluto. Sería el fin del Mago Negro.

Por revelación, se sabe que no es así. El Absoluto nunca condena eternamente, pues dentro de Su Esencia se encuentra la Divina Misericordia [3]y todas las entidades espirituales siempre tienen una nueva oportunidad de recomenzar el camino evolutivo hacia la Luz. Y se evoluciona con enseñanza, no con castigo. No existe el fuego eterno.

En el plano -2 el dolor se siente magnificado, pues cada entidad que habita allí puede palpar el sufrimiento de todos los espíritus del error y lo vive como propio.

No se puede describir con palabras esa sensación tan agobiante. El espíritu aprende a compartir el dolor. Se da cuenta de que hay muchos que sufren tanto o más que él. Y al final deja de pensar en su dolor para tratar de calmar el dolor ajeno. Con esa actitud, automáticamente eleva su vibración y asciende de nivel.

Otras informaciones equivocadas decían que la Octava Esfera destruía por completo la esencia del mal. No la destruye, la transmuta… , pero la transmuta porque el espíritu aprende su lección.

La mayoría de los Espíritus del Error habitan en los planos 2 y 3. Su aprendizaje en esos planos es lento y por eso vuelven a encarnar. De esa manera tienen la oportunidad de evolucionar de una forma más rápida.

Claro que el riesgo es grande, pues ningún espíritu encarnado recuerda sus vidas anteriores, como tampoco tiene memoria de sus vivencias en los planos suprafísicos. Y en lugar de evolucionar puede seguir cometiendo errores, generando un karma mayor que el que trajo al plano físico.

En el plano 4 moran los espíritus que lograron ascender al grado de Maestría, eliminando el ego por completo y asumiendo su vocación de servidores. Son entidades que dedican todo su tiempo a servir a sus semejantes, pues carecen de necesidades propias.

También buscan orientar a aquellos espíritus que han perdido el rumbo hacia la meta evolutiva.

El plano 5 está habitado por Espíritus de Luz. Son entidades de una vibración tan elevada que “su brillo” se destaca del de otras almas de menor nivel.

Su misión no solo es Servir, sino también guiar a sus semejantes.

Por encima de los Espíritus de Luz está el mundo angélico. Es el plano 6 del universo supra-físico y los seres que viven en él son los tan conocidos ángeles.

Hay planos superiores, cuya vibración es infinitamente más sutil: el plano 7, que es donde moran las Energías Crística y Búddhica, y el plano 8, donde habitan los elohim o dioses menores.

Hay incluso planos más elevados, que se acercan al Absoluto, el Dios creador de todos los planos y todos los universos.

1 Una parte de la teoría cuántica de supercuerdas que expuso en Estados Unidos, en 1998, el físico argentino Baldacena, coincide con este enunciado.

2 En rigor, la palabra thetán es más apropiada utilizarla para denominar al espíritu cuando se encuentra encarnado, tanto al 10 % que anima el cuerpo físico como al 90 % restante que queda en su plano vibratorio de origen, y llamarlo directamente “espíritu” cuando no está encarnado, es decir, cuando está íntegro en su 100 %.

3 La Misericordia Divina es la virtud del Absoluto de permitir la evolución del espíritu. No confundir con el perdón, pues Dios no necesita perdonar porque no castiga.

VÓRTICES ENERGÉTICOS

Uno de los principios de la geometría sagrada lo encontramos en la máxima hermética “como es arriba, así es abajo” y también en “aquello que se halla en el pequeño mundo, el microcosmos, refleja lo que se halla en el gran mundo o macrocosmos”. Este principio de correspondencia se halla en la base de todas las Ciencias Sagradas, donde las formas del universo manifestado se reflejan en el cuerpo y constitución del hombre. Basándome en ese principio, relacionaré al cuerpo humano con la Tierra.

Las antiguas civilizaciones que hubo en el mundo varias docenas de siglos atrás, sabían y creían que nuestro planeta es un organismo viviente perfecto. Que al igual que el hombre, cuyo cuerpo físico cambia cada 70 a 80 años (ciclos de vida), está estructurado, dirigido y controlado por otro cuerpo energético (patrón genético, autorreproducció n celular, Alma., etc. que componen al Espíritu Humano). Estos componentes energéticos o Espíritu del Hombre que mantiene a su esencia divina, etérea, invisible al ojo físico, impalpable eterna e inmortal, creada a imagen y semejanza de la Suprema Creación Universal (Dios). Pero mientras cumplimos un ciclo de vida, nuestro cuerpo físico, a través de 1.299 epicentros energéticos (puntos de Acupuntura), siete “chacras” o vórtices neurálgicos y dos centros evolutivos principales que rigen su “conciencia interior y su voluntad” que son su Cristo Interior y su Presencia Yo Soy.

Nuestro planeta Tierra también posee millones de epicentros energéticos o vórtices magnéticos (en vez de 1.299). Doce vórtices neurálgicos en los puntos de unión de las 20 líneas del “icosaedro energético” fotografiado por los rusos (en vez de 7 chacras) y dos centros evolutivos principales (como el hombre) el núcleo central del planeta o Cristal del Centro de la Tierra y el otro está ubicado en el Sol, centro de nuestro sistema solar.

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La Tierra, tal como la acepta nuestra ciencia Astronómica desde alrededor de cuatro siglos y tal como nos enseñan en nuestros establecimientos educativos, es una gigantesca forma esferoide achatada en ambos polos y abultada en su ecuador. Rota sobre su eje imaginario a razón de una vuelta cada 23 horas, 56 minutos y 4 segundos. Cumple una órbita completa alrededor del sol cada 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos (actualmente se producen pequeñas variaciones) . Su suelo, oficialmente es aceptado como compuesto de materia “inorgánica o inerte” desmenuzable.

Pero hay otro sector investigador que desde hace más de 25 siglos sabemos a través de nuestros más antiguos filósofos, como Aristóteles, Anaxágoras, Pitágoras, Platón y otros, que la Tierra es un organismo viviente. Un organismo que vive, respira…, late” dicen los “científicos clasistas” para conformarse. “Late” igual que los demás planetas incluso nuestro sol, sube 17.000 metros y al cabo de 02:45 horas, vuelve a bajar en forma cronológica con pulsos respiratorios acompasados como los producidos por todo organismo viviente. (*2) Esto ya fue comprobado por varios satélites artificiales terrestres tales como el O.S.O.-8 de la NASA y la Serie Cosmos 710 de la ex URSS. Esta noticia fue confirmada por el Laboratorio de Física Estelar y Planetaria de París, Francia el 14 de Abril de 1976 (EFE), gracias a las enormes fotografías infrarrojas tomadas.

Científicos investigadores de la Unión Soviética como Nicolai Feodorovich Goncharov, Vlacheslav Morzo y Valey Mocarov descubrieron a través de las fotografías satelitales rusas, un conjunto de líneas de fuerza magnética que rodean a todo el planeta Tierra. Aparecen en forma sutil y tenue, pero totalmente organizadas y visibles, formando un gigantesco icosaedro de 20 lados conformando triángulos equiláteros.(*3). Causa la impresión como si el planeta hubiese sido alguna vez un enorme cristal que fue acondicionando todo su aspecto energético desde un centro-corazó n-cristal. Sumamente acertada esta definición de Tomqkins, ya que coincide sin querer con la del doctor Premio Nobel Max Planck cuando en el año 1900, declaró ante las máximas autoridades científicas en Alemania y Florencia que el factor clave que determina la forma y duración de toda materia física inerte como muchos aún la denominan, es su campo eléctrico que viene a ser su Alma o Espíritu que fue quien lo estructuró y lo regirá mientras exista.

Posteriormente los investigadores soviéticos colocaron estos campos de fuerza sobre un mapamundi geográfico común y así fueron localizando en sus vórtices o puntos de unión, antiguas culturas humanas. Nuevamente volvieron a colocarlos sobres mapas geológicos y meteorológicos, comprobando que todos sus centros globales de presión, centros de mínima y máxima térmicas atmosféricas y otros, coincidían en los 20 vórtices del Icosaedro. En tales sectores o vórtices neurálgicos, nacían los huracanes, tornados, tifones como sí también, los orígenes de las corrientes oceánicas principales del globo.

Otro investigador de la ex URSS, Vitalyy Kabachenko, fue profundizando sus investigaciones sobre estas mismas termografías infrarrojas sateritales sobre la Tierra, encontrando una estructura energética perfectamente organizada y señalada dentro de la superficie terrestre la que por momentos se intensifica y en otros se diluye. Este fenómeno puede ser observado como trazos negros organizados en el océano e incluso en la atmósfera terrestre, con forma de una red de trazos nebulosos en forma de enrejado. Un enrejado pulsante compuesto por esa energía vital de vida llamada Orgónica o Neutrínica, que cubre todo el planeta Tierra. Pero esta energía pulsante no tiene su origen en nuestro mundo, sino mucho más allá, en el Sol y la Galaxia Láctea. Abarca a todos los planetas y satélites naturales del sistema solar, en forma proporcional a la masa de cada uno y se centraliza en el núcleo Solar que es en definitiva quien rige y controla todo el sistema. Pero a la vez, nuestro Sol, por ende el sistema, se nutre de la misma energía vital de vida proveniente del sistema galáctico Lácteo que agrupa a otros 9.000 millones de sistemas solares similares al nuestro.

Precisamente acá hallamos el origen de la vida proveniente de dicha energía vital que envuelve en forma natural y continua a todos los planetas -Orgónica o Neutrínica y que Einstein denominó Unificada (*4) o Única ya que de allí extrajo su nombre- la que luego genera a las otras capas protectoras. En el caso de nuestro planeta, la capa y los campos magnéticos terrestres, capa de ozono y otras zonas que protegen al globo terrestre de otras radiaciones muy intensas.

A nuestra Tierra la cubre totalmente por medio del gigantesco enrejado vital y pulsante y cada una de sus líneas que recibe el nombre de Rayo Vector lo hace bajo una forma muy extraña. Resulta ser una espiral pulsante y generadora de materia física (Ver Espiral de Fibonacci en escrito “Las Sagradas Geometrías” ), acorde  las informaciones evolutivas que alberga en sus entrañas, en forma conjunta con los cuatro elementos químicos fundamentales de vida que están en suspensión en los espacios interplanetarios. C. H. N. y O. que junto a casi dos docenas de aminoácidos, dan lugar a las materias físicas y orgánicas que componen a todos los seres vivientes. Pero esa espiral pulsante de energía vital que genera la vida, es totalmente distinta a las fuerzas magnéticas, eléctricas y otras a las que estamos habituados y tampoco cumple con las leyes fundamentales que las rigen normalmente dado que el enrejado energético terrestre pulsante y vital jamás pierde su intensidad original como fuerza Neutrínica (*5) mientras que los elementos existentes sobre la Tierra son afectados en forma inversa.