En los Estados Unidos, casi 26 millones de personas entre niños y adultos, más de un 8% de la población total, sufre diabetes(1). En este mismo país, la tasa de crecimiento de personas diabéticas se dobla cada 10 años. Esto ha creado un negocio multimillonario para las compañías farmacéuticas que diseñan drogas para tratar la diabetes tipo II pero no atacan las causas subyacentes que producen la enfermedad. El problema es que estas drogas tienen serios efectos negativos.
Uno de los fármacos más populares allí para tratar la diabetes era Avandia. Esta droga se retiró definitivamente del mercado a finales de 2011 después que una serie de estudios demostraran que elevaba el riesgo de sufrir un ataque al corazón entre los pacientes de diabetes tipo II. El fabricante del medicamento llegó a un acuerdo extrajudicial para evitar pasar por los tribunales cifrado en unos tres mil millones de dólares por la comercialización fraudulenta de este medicamento, la mayor cantidad pagada hasta el momento por una industria farmacéutica por evitar pasar por los tribunales.
Ahora, por fin la información empieza a fluir en los medios de comunicación y la población empieza a entender que la diabetes tipo II es un problema nutricional asociado al estilo de vida y la dieta y por lo tanto puede revertirse sin utilizar fármacos. Esto es algo que muchos grupos de medicina alternativa llevan defendiendo durante más de 10 años, pero las presiones y los intereses de la industria farmacéutica han conseguido silenciar los datos… hasta ahora.
Lo cierto es que la restricción de azúcares refinados, de carbohidratos refinados y de alcoholes en la dieta al tiempo que se incrementan las grasas saturadas y las proteínas puede eliminar la diabetes tipo II. Incluso los grandes medios de comunicación están empezando tímidamente a difundir la noticia, como Val Willingham hizo recientemente en la CNN en su artículo “Reversing diabetes is Possible” (2) (Es posible revertir la diabetes).
En efecto, reemplazar en la dieta las cadenas largas de grasa poli insaturada como las procedentes de los aceites de maíz o soja por las cadenas medias de grasa saturada presente en el Aceite de Coco puede reducir el apetito por los carbohidratos refinados que contribuyen a la resistencia a la insulina. La capacidad del Aceite de Coco para controlar la ansiedad por la comida y el apetito son aspectos bien documentados de este alimento. Los triglicéridos de cadena media presentes en el Aceite de Coco también promueven la termogénesis y aceleran el ritmo metabólico.
Los estudios de las poblaciones que consumen una gran parte de sus calorías en forma de grasa saturada procedente del Aceite de Coco muestran que la diabetes es una enfermedad extremadamente rara entre sus habitantes(3). Estudios llevados a cabo en la India y en poblaciones del Pacífico Sur desde 1998 muestran que los casos de diabetes y otras enfermedades occidentales crecen alarmantemente cuando los individuos abandonan las grasas tradicionales como las del Aceite de Coco y empiezan a consumir grasas poli insaturadas presentes en los alimentos modernos altamente procesados.
Un estudio llevado a cabo en 2009 en el Instituto Garvan de Investigación Médica en Australia demostró que una dieta rica en Aceite de Coco protege contra la resistencia a la insulina en músculo y grasa(4). Según se desprende del estudio “Una dieta rica en Aceite de Coco, que contiene muchos ácidos grasos de cadena media, también evita la acumulación de grasa corporal causada por otros tipos de dieta ricas en ácidos grasos de cadena larga de similar carga energética”. Estos descubrimientos son de capital importancia porque la resistencia a la insulina y la obesidad son los mayores factores que desembocan en el desarrollo de la diabetes tipo II.
Otro estudio llevado a cabo en 2010 para “estudiar el efecto de los aceites vegetales ricos en ácidos grasos saturados en el perfil lípido, antioxidantes endógenos y tolerancia a la glucosa en ratas que sufren diabetes tipo II concluyó: “El tipo de ácido graso presente en la dieta determina el efecto negativo o beneficioso de su ingesta. El ácido Laúrico presente en el Aceite de Coco puede proteger contra la dislipidemia inducida por la diabetes”(5).
Mientras que la diabetes tipo II está relacionada con el estilo de vida y la dieta, la diabetes tipo I es una enfermedad autoinmune que restringe hasta eliminar la producción de insulina en el organismo. Sin embargo, también encontramos datos acerca de los beneficios del Aceite de Coco en el tratamiento de la diabetes tipo I.
Un estudio llevado a cabo en 2009 sugiere que los ácidos grasos de cadena media presentes en el Aceite de Coco pueden mejorar la función cerebral en los pacientes de diabetes tipo I. El estudio concluye: “Los triglicéridos de cadena media ofrecen la ventaja de preservar la función cerebral bajo condiciones hipoglicémicas sin causar una hiperglicemia ni sus negativas consecuencias”(6). Otros estudios recientes muestran que algunas enfermedades neurológicas como el Alzheimer deberían clasificarse como diabetes tipo III(7). El Aceite de Coco funciona de manera especialmente buena en el tratamiento de esta diabetes tipo III como hemos visto en anteriores artículos.
Conforme los testimonios de pacientes que usan Aceite de Coco se van haciendo públicos y su efectividad sale a la luz, las compañías farmacéuticas lanzan nuevos fármacos para tratar de minimizar los efectos y el ruido producido por el Aceite de Coco que, lógicamente, no pueden patentar. Sin embargo, un estudio realizado en 2011 acerca del ácido cáprico, uno de los triglicéridos de cadena media presentes en el Aceite de Coco, apunta a qué “este ácido graso natural puede servir como un regulador de los niveles de glucosa en sangre, lo que puede significar una aplicación importante en el desarrollo de nuevas y más seguras drogas para el tratamiento de la diabetes”(8). De modo que no parece que falte mucho tiempo para que veamos en el mercado una nueva generación de fármacos para tratar la diabetes basados precisamente en los mismos principios que han hecho que el consumo de Aceite de Coco natural haya sido un magnífico aliado en la lucha contra esta enfermedad.
Bibliografía
1. Asociación Americana de la Diabetes, http://www.diabetes.org/diabetes-basics/diabetes-statistics/
2. “Reversing Diabetes is Possible,” (Revertir la diabetes es posible) por Val Willingham, CNN – 28 de Enero de 2011
3. Sircar S, Kansra U. “Choice of cooking oils–myths and realities.” Journal Indian Medical Association. 1998 Oct;96(10):304-7.
4. Kochikuzhyil BM, Devi K, Fattepur SR. “Effect of saturated fatty acid-rich dietary vegetable oils on lipid profile, antioxidant enzymes and glucose tolerance in diabetic rats.” Indian J Pharmacol. 2010 Jun;42(3):142-5.
5. Enhancement of muscle mitochondrial oxidative capacity and alterations in insulin action are lipid species dependent: potent tissue-specific effects of medium-chain fatty acids. Diabetes. 2009 Nov;58(11):2547-54. Artículo Completo Aquí.
6. Page KA “Medium-chain fatty acids improve cognitive function in intensively treated type 1 diabetic patients and support in vitro synaptic transmission during acute hypoglycemia.” Diabetes. 2009 May;58(5):1237-44.
7. “Insulin: Predictor for Alzheimer’s?,” (Insulina: ¿Predictor para el Alzheimer)? Por Fernanda Barros, Corresponsal de Ivanhoe Health, 13 de Abril de 2011
8. “Van Andel Institute study may lead to better, safer drug for diabetes” (Estudio del Instituto Van Andel puede significar mejores y más seguras drogas para el tratamiento de la diabetes) 21 de Noviembre de 2011
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